Bariloche es una de las ciudades más antiguas de la Patagonia, bordeada por el lago Nahuel Huapi. Los primeros colonos llegaron a finales del siglo XIX desde Suiza y Alemania. La ciudad ha heredado la apariencia de villa alpina con sus casas y chalés de madera y sus tiendas de chocolate.
En Bariloche, me encantó dar una vuela en bicicleta alrededor del lago Nahuel Huapi. Un bucle de 35 kilómetros de vistas magníficas sobre el lago, ¡un bonito desafío para llevar a cabo! Hay numerosas tiendas de bicicletas que alquilan por un día o por unas horas.
Otra escapada en bicicleta que aconsejo para los más valientes, o en coche para los otros, es el Circuito Chico. Se trata de un bucle de 65 km por la carretera que bordea el lago hasta la península Llao Llao. Con magníficas vistas a lo largo de toda la carretera y senderos para los amantes del senderismo.
Bariloche es un poco el paraíso de los que son a la vez amantes de las excursiones al aire libre y maníacos del chocolate. La ciudad es verdaderamente agradable y la vegetación, proveniente de los bosques europeos, es como una invitación a posar ahí el equipaje durante un rato. ¡Uno se siente como en casa! Y además los gastrónomos estarán encantados, el lugar es famoso por sus chocolates y helados. Es cierto que quizá escuches que es un lugar ultra turístico (lo cual no es falso) y que el conjunto es un poco deficiente, pero a mí me encantó.
Los paseos a pie, caminatas un poco más deportivas, escalada, ciclismo, esquí (N.B.: aquí los deportes de invierno se practican de junio a octubre)... imposible aburrirse. La ciudad puede también ser el punto de partida para hacer la excursión de los 7 lagos más representativos de la región. Si tienes tiempo, vete a dormir a la península Llao Llao, las vistas son excelentes y hay variedad para todos los presupuestos, pequeños hoteles, alojamientos magníficos, balnearios de lujo... Yo preferí plantar allí mi tienda.
Para resumir, si has incluido el sur del país en tu itinerario argentino, ¡no dudes en pasar por Bariloche!