Alquilé una moto para llegar al extremo oeste de la isla, donde Capelinhos surge de entre las olas. El volcán parece una enorme colina donde las aves marinas encuentran refugio. El sitio es impresionante, con ausencia total de vegetación. El viejo faro, a salvo de la erupción, parece estar enterrado en la tierra, cosa que hace difícil cumplir con su función de centinela del mar.
Durante mi viaje a las Azores, me gustó mucho este paréntesis, y me tomé mi tiempo para contemplar el paisaje, caminar por los senderos, oler el aire del mar y reflexionar.
Luego fui a visitar el Centro de Interpretación de Capelinhos, donde pude entender mejor los fenómenos volcánicos y la historia de la isla, así como las consecuencias sociales de la erupción. Este recorrido es muy didáctico, con animaciones en 3D y guías multilingües.