
Se cuentan sus orígenes, sus grandes descubrimientos, sus periodos turbulentos, sus golpes de estado, sus colonias y, por último, su lugar en Europa. Durante tu viaje a través de Portugal descubrirás que el país que conoces a día de hoy resulta de una historia rica y apasionante.
Esta zona de la península ibérica estuvo ocupada por lusitanos durante varios siglos a. C., mas luego vio llegar a fenicios, griegos, cartagineses, bárbaros, moros, árabes y bereberes. Entre los primeros y los últimos pueblos de esta enumeración se suceden no menos de doce siglos de historia.
Más tarde, los cristianos quisieron recuperar sus tierras y, tras vencer a los moros, Alfonso I se convirtió en rey de Portugal en 1139, instaurando así la dinastía de Borgoña hasta 1383, momento en el que Juan I fundó la dinastía de los Avís.
En esa época, Portugal comenzó a conquistar territorios por todo el mundo, financiando numerosas expediciones que permitieron descubrir Madeira e incluso Cabo Verde. Portugal fue el imperio más grande de Occidente, ocupando tierras en la India, Brasil, China, Japón, Macao y Mozambique.
Con la abdicación del rey Manuel II en 1910, se proclama la República. En 1926, el joven profesor de economía, Salazar, se convierte un poco en el salvador del país, ayudando a Portugal a llevar más o menos bien la crisis de 1929, asegurando la paz durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Sus decisiones adoptadas con el fin de mantener cierto control sobre el imperio colonial provocaron mucho descontento. En 1968, se vio obligado a dejar el poder debido a sus problemas de salud.
En 1974, el general de Spínola dio un golpe de estado. Esta fue la célebre Revolución de los Claveles. La nacionalización y las reformas inundaron la vida política.
Desde 1986, con la entrada de Portugal en la Unión Europea, se han ido viendo procesos de cambio y de coparticipación. Durante este periodo, sin embargo, han llegado grandes cambios culturales, como por ejemplo la despenalización del aborto en 2007. En la actualidad, Portugal sufre las consecuencias de la grave crisis económica, al igual que todo el continente. Su caso es menos grave que el de su vecina España, pero la situación podría cambiar rápidamente.