Aconsejo encarecidamente a aquellos que disfrutan saliéndose del circuito turístico habitual que pasen unos días en Liverpool, especialmente durante un viaje por el norte de Inglaterra. La arquitectura de esta ciudad refleja su pasado industrial y su desarrollo en la época victoriana, por lo que tiene una belleza melancólica, a la que la lluvia ayuda bastante.
Hay algunos museos y edificios de la ciudad que no puedes perderte, como el ayuntamiento, el Saint George's Hall, la Catedral y la Tate Liverpool Gallery, pero este recorrido se acaba rápido. Lo más interesantes de Liverpool no son los museos, sino la gente local que podrás encontrar en los bares, y que te harán descubrir la cultura y el dialecto local.
Si eliges el mes de octubre, puedes asistir al festival irlandés de Liverpool, que celebra los lazos culturales entre la ciudad y la isla con exposiciones, conciertos, etc.