En Rusia la sorpresa es ver una ciudad como Moscú, enorme, muy límpia, ordenada, sin caos circulatorio, con un metro que es una maravilla. Moverse por la ciudad es posible sobretodo si los guías te dan indicaciones. Al contrario de lo que había escuchado la gente es amable, introvertida si, pero nada de antipaticos, amables y siempre que necesitamos algo nos ayudaron. Muy recomendable