Como íbamos andando, abandonamos el camping muy temprano, a lo largo del mar, y disfrutamos de la calma de una playa para remojar los pies, así que decidimos hacer el ascenso a pie (podríamos haber elegido el funicular) de esta ciudad encaramada en la montaña. Porque Taormina merece ser visitada a pie. Por sus calles, sus típicos cafés escondidos (café cargado como de costumbre), sus medio niveles y sus jardines (no te olvides de visitar los jardines de la Villa Communale).
También está el castillo que te exigirá unos cuantos kilómetros de esfuerzo, pero cuando se tiene este excepcional panorama enfrente, el tiempo se detiene para poder aspirarlo el máximo posible. Sentí un auténtico flechazo por esta cautivadora ciudad.
Imagínate una ciudad medieval con orígenes griegos que se remontan al siglo IV antes de Cristo. Imagina esa ciudad en un promontorio rocoso sobre las aguas azules del golfo de Naxos, con vistas al monte Etna. Es un pequeño paraíso que no pasó desapercibido a artistas, pintores, actores, filósofos y otras celebridades como Goethe, Gustav Klimt y Oscar Wilde. Parte de la película de Luc Besson "The Big Blue" fue rodada en la bahía de Taormina.
Se dice que Taormina es el Saint-Tropez de Sicilia. Por la noche, se convierte en un lugar frecuentado por la "jet-set". Fui a Taormina sin ningún tipo de expectativa y quedé encantado. Por suerte, pude disfrutar de esta visita porque no fui en verano, que es cuando la ciudad se ve asediada por los turistas. Taormina tiene un microclima: en marzo, hacía un sol radiante, mientras que en el Etna nevaba y llovía. De todas formas, ¡no te confíes y lleva siempre una chaqueta!. Mi visita fue así: subí al punto más alto de la ciudad por un hermoso camino en la montaña, para finalmente dejar el coche en un parking a pocos metros más adelante. Vi el palacio Corvaja, del siglo X, un edificio medieval perfectamente restaurado. A continuación fui al teatro grecorromano, que tiene vistas al mar. Aquí se hacen espectáculos frecuentemente. Y terminé con la arteria principal de la ciudad, el famoso Corso Umberto, donde hay un esfuerzo de decoración considerable hasta en los escaparates de las tiendas. En los cafés, pastelerías y boutiques, todo es armonioso, elegante y romántico. Esta calle desemboca en la plaza del Duomo, con su abadía y la catedral, cuya fachada recuerda a un edificio fortificado.
Taormina tiene arquitectura, cultura, historia, ¡y compras!, todo ello, disfrutando de vistas maravillosas sobre el mar y la montaña casi en cada esquina. No se puede pedir nada más. Esta singular ciudad es una etapa obligatoria en tu viaje a Sicilia.