Aunque pueda parecer sorprendente, muchas de las personas que visitan Sri Lanka tienden a ignorar Colombo. La razón es que, al estar el aeropuerto internacional más cerca de Negombo (una pequeña localidad costera del norte), es muy tentador comenzar la visita en la playa y no recorriendo una gran ciudad...
En mi opinión, es impensable pasar por alto esta ciudad de intenso pasado histórico. Primera visita al templo budista de Gangaramaya. Es un lugar realmente único, donde se mezclan los estilos arquitectónicos esrilanqués, hindú, tailandés y chino. Incluso me atrevería a añadir indonesio, ya que el muro de Budas al fondo del templo me recordó al de Borobudur, en Java. No lejos de allí se encuentra el lago Beira y el santuario de Simamalaka. Paseando por la orilla del lago, comprobé que se puede hacer pícnic en una isleta artificial a la que se llega a través de un puente. Y también se puede alquilar un pedalo.
Colombo está frente al mar, así que no te pierdas el vasto espacio de Galle Face Green, un paseo muy apreciado por los lugareños que no dudan en bañarse allí a pesar de las olas y el viento. Comí en el puesto de un vendedor ambulante mientras contemplaba los alrededores, con sus lujosos hoteles de arquitectura británica. Pasé ante el jardín público de Viharamahadevi, frente al ayuntamiento de Colombo, cuya arquitectura recuerda extrañamente al Capitolio. Terminé el día en un centro comercial: es una buena ocasión para comprar recuerdos y té.
Antes de realizar mi primer viaje a Sri Lanka, me imaginaba Colombo como una bonita ciudad colonial a orillas del océano Índico. La realidad actual es bien distinta. El olor de las especias desde hace tiempo se ve eclipsado por el de los tubos de escape de los miles de coches que desfilan cada día por sus largas avenidas. Parece que su explansión no está muy bien controlada, y no hay nada que retenga a los visitantes.
Te aconsejo que hagas como la inmensa mayoría de los turistas: tomar un taxi o un autobús en la estación de Pettah. Vete hacia al norte, hacia el sur o hacia el centro, porque no hay ninguna razón para perder un día en Colombo, con la cantidad de maravillas que te esperarán en el resto de la isla. En definitiva: ¡no te quedes!