
No te conformes con venir a Sigiriya solo durante la tarde. Tómate tu tiempo y explora bien todos los alrededores de este paraje de Sri Lanka. Más allá de su patrimonio histórico y cultural, este rincón del país reserva un sinfín de sorpresas.
La roca de Sigiriya es un lugar emblemático de Sri Lanka que se conoce en el mundo entero. Para mí, es sin duda una de las etapas que no te puedes perder si viajas por Sri Lanka. Este "tapón de lava" esconde en sus profundidades las ruinas de un palacio legendario, declarado patrimonio mundial de la UNESCO.
Se trata de la obra de un rey loco, Dathunesa. Este lo utilizó como refugio, ya que pensó que haría las veces de una fortaleza impenetrable. Bajo la convicción de que existía un complot para desheredarlo, Dathusena ordenó asesinar a su padre, que todavía era rey. Tras ello, ordenó construir un palacio en la cima de la roca de Sirigiya para huir y evitar las posibles represalias. Pero su hermano Mogallana, acompañado de un ejército, asaltó la fortaleza y le sucedió en el trono.
Te recomiendo que vayas a visitar este lugar temprano por la mañana para evitar el calor, ya que la subida a la roca de Sigiriya exige bastante físicamente. Solo cuando franquée el puente que lleva a los jardines del palacio, pude darme cuenta de la grandeza del lugar. Caí inmediatamente bajo el hechizo del encanto de esta roca de colores misteriosos. Un amigo y yo subimos juntos, acompañados de otro grupo de viajeros. Hay unos escalones que te llevan a la cima, pero la mayoría son bastante profundos y de tamaños dispares. Las piernas empiezan a dolerte enseguida.
Tras veinte minutos, una gran escalera de chatarra te lleva hasta grutas que contienen pinturas antiguas que representan a los asparas. Déjate caer en el embrujo de sus magníficas formas y aprecia la belleza de los colores y los trazos finos de sus rostros.
Los más atrevidos seguirán el camino hasta más allá de las dos patas de un león, que están talladas en la roca. En la cima podrán descubrir las ruinas del antiguo palacio, así como unas vistas que les dejarán sin respiración. Yo conservo unos recuerdos maravillosos.
Si quieres disfrutar al máximo de los paisajes tan sublimes que rodean Sigiriya, te recomiendo que hagas lo que yo hice. Alquila una bicicleta y disfruta de un viaje en el que descubrirás pueblos y sus campos. Conseguimos unas bicis viejas en las que nos fuimos a pasear durante unas horas.
Por el camino principal que une Inamaluwa y Sirigiya, nos cruzamos a muchos habitantes que también iban en bici, el medio de transporte privilegiado de la zona. Enseguida el paisaje se vuelve mágico: arrozales fantásticos que bailan con el viento, zonas de selva que te dejan con la boca abierta.
Kimbisa es una aldea con mucho encanto que está situada a tres kilómetros de la roca de Sirigiya. Piérdete por sus callejuelas para admirar sus casas de colores en plena naturaleza. Cuando salgas de la ciudad, coge el caminito de tierra que va hacia la izquierda y pedalea hasta llegar al increíble Buda blanco del nuevo templo de Sigiriya. Si quieres saber más sobre esta aventura, échale un vistazo a mi diario de viaje.