EL Kilimanjaro, un mito
Inscrito en el patrimonio mundial de la UNESCO, el Kilimanjaro domina todo el continente africano desde sus 5895 km de altitud. Probablemente, la primera vez que verás este gigante durante tu viaje a Tanzaniaserá desde la ventanilla de tu avión. Colócate al lado derecho del aparato durante el vuelo entre Dar Es-Salaam y Arusha. Desde esa altura comprobarás que el Kilimanjaro está formado por tres cumbres diferentes. Cada una es un volcán inactivo. El Shira con 3962 metros de altitud, el Mawenzi con 5149 y el Kibo, también llamado Uhuru Peak que es el techo de África con sus 5895 metros de altitud.
El primer europeo que vio el Kilimanjaro fue el alemán Johannes Rebman en 1848. A pesar de su situación geográfica, a tan sólo 330 km del ecuador, el Kilimanjaro tiene la particularidad de tener nieves eternas. Aunque cada vez menos eternas pues de los 12 kilómetros cuadrados de glaciar, en la actualidad quedan unos 2.
La leyenda cuenta que, en 1886 cuando la frontera entre Kenia y Tanzania dividía en dos el Kilimanjaro, la reina victoria se lo habría regalado a su nieto el emperador Guillermo II por su cumpleaños. Un buen regalo, y así es cómo la mítica cumbre más alta del continente acabó perteneciendo íntegramente a Tanzania.
Lanzarse a la ascensión
Hace mucho tiempo, en 1889, Hans Meyer se convirtió en el primer hombre en conquistar el techo de África. Con la ayuda de un guía y 60 porteadores, alcanzó la cumbre del Kilimandjaro tras dos intentos frustrados.
En la actualidad, más de 30.000 personas se lanzan a esta ascensión mítica. Se necesita una buena condición física para iniciar esta fabulosa aventura. También es necesario disponer de un buen equipamiento y contar con los servicios de una agencia seria. Hay diferentes rutas para llegar hasta la cima. Tomate tu tiempo para elegir la que más te convenga. La más popular y la más rápida es la ruta Marangu que te llevará a la cima en 6 días. Es tan turística y frecuentada que ha llegado a ser llamada la "Ruta Coca Cola". La ruta Machamé es un poco más difícil y permite una mejor aclimatación a la altitud, pero también es más bella pues ofrece siete días de marcha por paisajes variados. Las menos frecuentadas, las menos turísticas, las más largas y las más salvajes son las rutas Lemosho y de Shira.
Arrodillarte frente a uno de los carteles verdes que anuncian que has llegado a la cima del techo de África será, sin duda alguna, uno de los momentos fuertes de tu vida de viajero.
