Las 7 razones para ir a Túnez
Viajar a Túnez significa descubrir un país con mil caras: paisajes desérticos, costa turística, yacimientos arqueológicos...
Visitar yacimientos arqueológicos
Túnez es un país con una rica historia y cuenta con numerosos lugares declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco que cada año atraen a una gran cantidad de apasionados de la arqueología. La antigua ciudad fenicia de Cartago es un ejemplo ilustre: contiene vestigios púnicos, romanos y bizantinos, el tofet (santuario y necrópolis) de Tanit y Baal Hammon, el lugar sagrado púnico más antiguo de Cartago, y las monumentales termas de Antonino, el edificio más espectacular de este lugar.
Alojarse en las islas
En las islas de Túnez se respira un agradable clima de paz y tranquilidad, por lo que te encantarán. Un buen ejemplo son las islas Kerkennah, frente a Sfax. El archipiélago de Kerkennah está compuesto por dos islas principales: Gharbi (Mellita) y Chergui (Gran Kerkennah) conectadas por un dique de origen romano (El Kantara). En Kerkennah se pueden encontrar numerosas lagunas y llanuras verdes pobladas por exóticas palmeras. Un oasis de paz en una atmósfera agradable y acogedora, ideal para desconectar.Recorrer el litoral mediterráneo
Los aficionados a las playas de arena fina sabrán apreciar el litoral tunecino: la Costa de Coral, el cabo Bon, el golfo de Túnez, los golfos de Hammamet y Gabés... Toda una invitación a viajar. En la Costa de Coral, la playa del cabo Serrat, rodeada por un pinar, ofrece un magnífico paisaje de dunas que se funde con el mar, cuyas aguas son de un color azul intenso. Más al sur de la Costa de Coral, la playa de Tabarka es el lugar de veraneo favorito de los amantes del submarinismo gracias a sus hermosos fondos marinos y sus corales.
Descubrir el desierto
El sur de Túnez es rico en paisajes desérticos atípicos. El vasto desierto de Chott el Jerid, que se transforma estacionalmente: en primavera es un gran lago de sal cristalizada y en invierno un mar interior, un paisaje lunar... Más al sur, a las puertas del Sahara, las dunas del Grand Erg Oriental se alzan al oeste, mientras que al este, las escarpadas cadenas montañosas se extienden en el desierto de piedras de color ocre de la meseta rocosa del Dahar.
Penetrar en el misterio de los lugares sagrados
Túnez cuenta con lugares sagrados muy famosos. Por ejemplo, Kairuán, un importante lugar de peregrinación musulmana. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, su gran mezquita, con sus impresionantes contrafuertes, fue uno de los primeros templos musulmanes y sirvió de modelo para la construcción de numerosas mezquitas de Al-Ándalus, entre ellas, la de Córdoba. Otro lugar religioso importante es la sinagoga de La Ghriba (Yerba): lugar de peregrinación anual al finalizar la Pascua judía.
Descubrir la naturaleza más salvaje
Un viaje que comienza en la Tabla de Yugurta (al noroeste), famosa por sus increíbles vistas de las llanuras de Túnez y Argelia, y continúa por los parques naturales, refugio de numerosas aves migratorias, como el Parque Nacional de Ichkeul (cerca de Bizerta): un paraíso para el ánsar común, el silbón europeo, el flamenco, la cerceta pardilla... ¡Por no mencionar los asombrosos y enormes búfalos de agua!
Conocer un pueblo muy hospitalario
Los tunecinos son un pueblo muy simpático y extremadamente amistoso. Estarán siempre dispuestos a reunirse contigo, tanto en los zocos como en familia, para charlar acerca de la belleza de Túnez, de su vitalidad y de su futuro. Con ellos podrás compartir grandes momentos alrededor de una mesa con deliciosos platos: ¡brick de huevos, ensalada mechouia, tajine malsouka y por supuesto baklava!
Latéfa Faïz
232 contribuciones
Actualizado el 8 octubre 2018