
¿Has leído en alguna parte que Éfeso era un puerto y te encuentras extrañamente a varios kilómetros del mar? No te preocupes: desde la edad de oro del sitio a la época helenística, el litoral ha retrocedido progresivamente, de forma que el sitio antiguo se encuentra ahora ¡a 7 km del mar Egeo! Cuenta con un día entero para la visita: el sitio es muy extenso y los restos son numerosos.
Con calzado cómodo y provisto de un sombrero, comienza la visita del sitio de Éfeso por la mañana temprano, sobre todo si te apasionan la arqueología y la historia antigua. No estarás solo, pero estoy seguro de que tampoco te sentirás decepcionado...
La ciudad se desarrolló en la desembocadura del río Caystre y se convirtió en un puerto importante en el mar Egeo, comerciando con todos los puertos del Mediterráneo. Conserva de las épocas helenística y romana el diseño de tablero de ajedrez de sus calles, por el que todavía se puede caminar en la actualidad, así como numerosos monumentos: un teatro, un odeón magnífico, un estadio, unas termas, la biblioteca de Celso (si tuviese que escoger un solo monumento de mi visita, sería sin duda ese), numerosos templos (de Domiciano, Adriano...), villas...
Desgraciadamente, del famoso templo consagrado a la diosa Artemisa, no quedan más que unos pocos restos: una columna reconstruida para dar al visitante una idea de su altura y algunos fragmentos dispersos. Este templo, construido y reconstruido en numerosas ocasiones a partir del siglo VII antes de Jesucristo, era considerado como la séptima Maravilla del mundo. Era, en efecto, particularmente grande y estaba suntuosamente adornado con bajorrelieves atribuidos a los escultores griegos Skopas y Praxíteles.
¿Son, quizá, estos adornos los que provocaron la codicia y condujeron a su destrucción? Aun así, sus piedras sostienen desde entonces otros monumentos célebres, como la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla, convertida en mezquita.
En Éfeso, el culto a la diosa Artemisa revestía aspectos específicos: protectora de la fertilidad, se asociaba con la diosa madre frigia, Cibeles, y se representaba con el busto cubierto de adornos que se asemejaban a unos pechos, inmediatamente reconocibles. Si te tomas un tiempo para visitar el magnífico museo del sitio, podrás admirar una hermosa estatua... A no ser que prefieras holgazanear a la sombra de la biblioteca de Celso, en compañía de los numerosos gatos que pueblan la escena...