
Durante tu viaje a Turquía, enseguida te darás cuenta de que la gente es muy cálida; la hospitalidad turca no es ninguna leyenda. Al mismo tiempo, los turcos también son muy supersticiosos en su vida cotidiana.
La vida cotidiana de los turcos está marcada por toda una serie de supersticiones. Adapta tu actitud. Por ejemplo, todos los cumplidos que le hagas a la gente durante tu viaje a Turquía deberán ir seguidos de la fórmula "maşallah" (Dios mediante). Así evitarás atraer el "mal de ojo". Para luchar contra él, los turcos suelen llevar encima un ojo azul. Además de este ojo, existen todo tipo de amuletos diferentes. Así, no es raro ver que alguien lleve siempre encima un trozo de alumbre de potasio, de rama de azufaifo o una miniatura del Corán. Sin embargo, lo más común sigue siendo el ojo azul. Te lo encontrarás por todas partes. Alrededor del cuello de los niños o los animales, en los coches o sobre las puertas, los famosos boncuk, como se les conoce, parecen velar por el país entero. Además, también es frecuente que, como señal de protección, los turcos te echen un poco de agua en el coche.
La hospitalidad turca es una realidad. Vayas donde vayas, te recibirán con los brazos abiertos. En los mercados, en las tiendas, o simplemente por las calles, te invitarán a menudo a compartir un té. No lo rechazas, estos intercambios suelen ser muy agradables.
Frente a la cálida acogida y a las muestras de generosidad, hay toda una lista de normas que respetar. Por ejemplo, se considera de muy mala educación y muy grosero sonarse la nariz a la mesa. Asimismo, deberás descalzarte cuando entres a una estancia. A la mesa, es de muy mala educación no probar algún plato. Del mismo modo, aunque te parezca que está buenísimo, ni se te ocurra repetir. Si tus anfitriones te invitan a dormir, puedes aceptar, pero nunca te quedes más de dos días. No lo hagas por mucho que te lo supliquen. Cuando vuelvas a casa, tus anfitriones se quedarán encantados si les envías algún regalito o algunas fotos de vuestro encuentro.