Hicimos una excursión al macizo de Song Chay con una agencia que nos permitió entrar en contacto con muchas de las minorías locales y que nos introdujo en la vida cotidiana de sus familias, que nos recibieron con los brazos abiertos. Nos fuimos de Tan Sa Phin y recorrimos muchos pueblos recónditos. Recuerdo haber atravesado la región del monte Ki Liou Ti y haber ido a Phin Ho, donde abundaban los bosques y las plantaciones de té.
Las horas de senderismo rodeados de montañas, arrozales en terrazas y verdes valles fueron mágicas. Me parecieron asequibles desde el punto de vista físico y los paisajes fabulosos y cambiantes me hicieron olvidar el cansancio. Las noches las pasábamos en casa de habitantes locales, con familias concertadas. Su recibimiento fue sencillo y generoso.