Al igual que todos los viajeros que vienen por aire, la primera impresión que tuve del país durante mi viaje a Zambia fue la de la capital, Lusaka.
En un primer momento, atascado en el tráfico, me entró un deseo irreprimible de salir de esta ciudad. Por suerte no cometí ese error.
Si buscamos un poco, es fácil encontrar grandes avenidas en las que es agradable caminar bajo los exóticos árboles. La peculiaridad de la capital de Zambia es que ofrece a los visitantes dos caras completamente diferentes y opuestas entre sí. Por un lado están los muchos mercados típicos y auténticos. Aquí es donde encontrarás el África tradicional, la que uno por lo general se imagina. Por otra parte, descubrirás una ciudad totalmente moderna con edificios de altura, justo al lado de los principales centros comerciales donde abundan los expatriados y la gente bien de Lusaka.