Antes de mi viaje por los Emiratos Árabes Unidos, tenía muchos prejuicios contra Dubái, por supuesto en lo que respecta a su política, sus desigualdades y al hecho de que se trata de una ciudad levantada con toda clase de elementos. A menudo vi confirmados estos prejuicios, y aún me cuesta entender este lugar, pero me di cuenta de que se trata de un sitio que se ha de descubrir al menos una vez en la vida, por ejemplo durante una escala.
Como aficionada a la arquitectura, disfruté mucho viendo los edificios y la línea del horizonte de Dubái. Tus fantasías arquitecturales más insólitas se verán aquí cumplidas al contemplar la torre más alta del mundo. El lujo no me iba mucho en realidad, pero me encantó salir de los itinerarios señalizados y poder descubrir la ciudad de manera distinta a través de su cultura y su historia, gracias a las diferentes galerías, museos y la visita única del viejo Dubái y de sus mercados.
No te pierdas hacer una excursión por el desierto de Dubái, donde podrás vivir una experiencia única y memorable.
Dubái es el destino más apreciado en Oriente Medio. Seduce por su lujo y sus grandiosos proyectos. Destaca, en especial, la torre más alta del mundo: Burj Khalifa. Para poder admirar Dubái desde el piso número 124 de la torre hay que reservar los billetes dos o tres meses por adelantado. La vista desde lo alto es impresionante y permite contemplar toda la extensión de la ciudad, entre mar y desierto.
Allí se pueden ver muchos sitios que cuentan con gran reputación, como el hotel Atlantis, emplazado a un extremo de la isla artificial de Palm (establecimiento abierto a los turistas) o incluso el Mall Emirates, con su famosa pista de esquí.
A las afueras de la ciudad se puede acceder a muchas otras atracciones turísticas, como salidas en quad o vehículo todoterreno por el desierto.