Padang Bai fue uno de los sitios que más me gustaron de Bali. Me alojé allí en dos ocasiones y las dos veces me costó mucho irme. También es un sitio perfecto para unas vacaciones en familia.
En el centro hay un montón de bares, cafeterías y restaurantes muy agradables, donde sirven platos muy suculentos de pescado y marisco. Para bucear es increíble, ¡cualquier aficionado estaría encantado! Yo me lo pasé en grande con mis aletas y mis gafas con el tubo.
Las playas de Padang Bai son paradisíacas : ¡el agua es transparente, y la arena, más blanca que el blanco! Tuve la oportunidad de disfrutar de un masaje tradicional balinés directamente en mi toalla de playa y de degustar la piña y el coco frescos en mitad de un decorado de postal. ¡Todo un sueño!
Tras una semana de viaje en coche, nos paramos en la acogedora casa de nuestros anfitriones locales. Con pocas habitaciones, era un espacio de relajación lleno de pufs de colores y de mobiliario de bambú, con un ambiente zen, y a solo algunos pasos de una playa paradisiaca.
Entonces, tomamos un sendero estrecho que se adentraba por el bosque. A la salida del sendero, fue hermoso descubrir la playa al fondo con sus dos warungs tradicionales.
Más allá, unos balineses vestidos con hábitos blancos de ceremonia se seguían por las rocas con los brazos cargados de ofrendas. A la vuelta, tuvimos ocasión de hablar con ellos y nos contaron que celebraban que un niño había cumplido 6 meses. Gracias a ellos aprendí mucho sobre la cultura local.
Aunque con un puerto muy ajetreado y calles que no siempre son agradables, hay que reconocer que Padangbai tiene también cierto encanto. La calle principal bordea una playa de arena dorada. La costa forma una bahía entre dos colinas pobladas de árboles. Y hay restaurantes y alojamientos para todos los bolsillos. Total, que al final decidí quedarme a pasar unos días.
A los dos lados hay playas bonitas, ocultas por el relieve: al sur está Bias Tugal y al norte la cala Blue Lagoon. Mi favorita era la segunda. La primera es idílica y perfecta para relajarse. La segunda es perfecta para el buceo y el submarinismo. Si te pasa como a mí, que vas sin equipo, no pasa nada. Puedes alquilarlo todo en la misma playa y alucinar entre corales y bancos de peces. ¡Hasta me crucé con algunos calamares súper curiosos!
En fin, que no es ninguna tontería quedarse a bucear en medio de esta atmósfera relajante y además hay un montón de centros de submarinismo y fondos muy ricos y variados. Te recomiendo totalmente Tulamben para una inmersión de calidad con barco hundido incluido, Tepekong para ver tiburones jóvenes y Manta Point para moverte entre las reinas del océano: las mantarrayas.