Me encantó poder visitar los pueblos flotantes de Camboya, y el de Kompong Phluk es una buena opción, ya que es un poco menos turístico que el de Chong Kneas.
Lo que menos me gustó fue el precio: la entrada al pueblo, el barco para hacer la visita, el tuk tuk, y el guía... El costo total puede subir rápidamente. Pero si organizas tu viaje con antelación, no habrá sorpresas.
En el sitio, el pueblo flotante ofrece hermosos paisajes y escenas de la vida cotidiana camboyana, momentos perfectos para un viaje de descubrimientos, ya que el agua es la fuente de vida del país y la primera fuente de ingresos y alimento. La vida de los habitantes es sorprendente, y me conmovió bastante.
Volví un tanto decepcionado y otro satisfecho de Kompong Phluk. ¿Por qué esta mezcla de sentimientos? Bueno, me quedé decepcionado por el precio, tan caro como su famoso vecino Chong Kneas, el pueblo flotante al que se dirigen la mayor parte de las excursiones de las agencias de Siem Reap que visitan el lago Tonlé Sap.
Decepcionado también porque KompongPhlukno es un pueblo flotante. En mi memoria, recordaba a ChongKneas más impactante hacía algunos años. Lamentablemente, esta última se ha convertido en un centro turístico, irreconocible hasta el punto que huí nada más llegar, pidiendo ir en su lugar a KompongPhluk, ya que me había informado antes de ella. Fue allí donde me quedé satisfecho. Sigue siendo una experiencia que se puede considerar poco convencional, pero ¿por cuanto tiempo?
Se accede al pueblo atravesando un caminito que cruza un pueblo tranquilo, y mucho más auténtico. Al llegar me gustó ver que permanece como era Chong Knea antes, sin tanto hormigón. Un pequeño mercado local vende baratijas y podemos llegar a él en barco. El paseo de una hora pasa entre las casas, que también son únicas. Antes de regresar a tierra firme, me tomé algo de tiempo para descansar y comer en un restaurante flotante, ubicado justo al lado del bosque inundado (la visita se paga a parte del ticket del pueblo... al que no volveré a visitar nunca).