Pai es el punto de encuentro de muchos viajeros y hippies (algunos llevan años viviendo allí). Te cruzarás con más turistas que habitantes locales y el ambiente del pueblo es un reflejo de ello. No es tan típico como cabría de esperar en un viaje a Tailandia.
Todos los días tiene lugar un mercado en la calle principal de Pai. Allí pude probar excelentes platos y postres, a unos precios sin competencia. También podrás escoger entre un montón de bares y restaurantes decorados de forma original. Por las noches, hay mucha marcha.
En los alrededores de Pai, visité los manantiales de agua caliente a 80° y una inmensa estatua de Buda que se acababa de construir. Por el camino, los paisajes eran magníficos.
Pai, destino indispensable del famoso circuito de Mae Hong Son, es un lugar que, aunque turístico, se presta mucho a la relajación y el descanso. No dudes en pararte en alguno de los numerosos puestos de masajes tailandeses, y hacer cursos de cocina o de masajes.
Te aconsejo que salgas un poco de la ciudad, en un vehículo de dos ruedas, en autostop o con una agencia local, para descubrir los paisajes de alrededor, que merecen mucho la pena. El cañón que hay a la salida de Pai, en dirección a Chiang Mai, es el lugar perfecto para contemplar la puesta de sol. ¡Es un espectáculo que no puedes perderte! Si te alejas por lo alto de la ciudad, te encontrarás un encantador pueblo japonés con unas vistas magníficas.
Por la tarde, te animo a visitar el mercado nocturno para descubrir todo tipo de platos típicos, muy apetecibles y, por lo general, baratos. Además, en muchos bares hay conciertos y espectáculos con fuego. Hay alojamientos para todos los bolsillos. Se puede pasar una noche en un bungalow a muy buen precio.