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Tíbet : ¡Encuentra tu circuito y personalízalo!

Un viaje al Tíbet comienza necesariamente con una escala en Lhassa, la captial. Visitarás el Palacio de Potala, encaramado sobre una colina, a unos 130 metros de altura. Pincelada con colores rojos y blancos, esta residencia de invierno del Dalai Lama, está declarada como Patrimo...Un viaje al Tíbet comienza necesariamente con una escala en Lhassa, la captial. Visitarás el Palacio de Potala, encaramado sobre una colina, a unos 130 metros de altura. Pincelada con colores rojos y blancos, esta residencia de invierno del Dalai Lama, está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es el símbolo más poderoso de la cultura budista. Su arquitectura se mezcla naturalmente con el paisaje que lo rodea, refleja a la perfección la belleza del arte tibetano. Un poco más lejos, por las calles de Barkhor, podrás evadirte en medio de los pelegrinos y admirar todo el colorido de los edificios tibetanos. Y ahora el lugar de adoración, nos dirigimos al monasterio de Samyé. La magia opera desde el mismo momento en que contemplamos las primeras piedras. Debido a que se encuentra al pie de las dunas de arena, está escondido en el campo, el famoso complejo monástico. En este lugar sombrío y rojizo, rodeado de monjes, escucharás si prestas atención, la melodía de las oraciones marcada por el sonido de campanas o trompetas tibetanas.Leer más

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Viaje al Tíbet: Consejos

Un viaje al Tíbet comienza necesariamente con una escala en Lhassa, la captial. Visitarás el Palacio de Potala, encaramado sobre una colina, a unos 130 metros de altura. Pincelada con colores rojos y blancos, esta residencia de invierno del Dalai Lama, está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es el símbolo más poderoso de la cultura budista. Su arquitectura se mezcla naturalmente con el paisaje que lo rodea, refleja a la perfección la belleza del arte tibetano. Un poco más lejos, por las calles de Barkhor, podrás evadirte en medio de los pelegrinos y admirar todo el colorido de los edificios tibetanos. Y ahora el lugar de adoración, nos dirigimos al monasterio de Samyé. La magia opera desde el mismo momento en que contemplamos las primeras piedras. Debido a que se encuentra al pie de las dunas de arena, está escondido en el campo, el famoso complejo monástico. En este lugar sombrío y rojizo, rodeado de monjes, escucharás si prestas atención, la melodía de las oraciones marcada por el sonido de campanas o trompetas tibetanas. Un viaje al Tíbet comienza necesariamente con una escala en Lhassa, la captial. Visitarás el Palacio de Potala, encaramado sobre una colina, a unos 130 metros de altura. Pincelada con colores rojos y blancos, esta residencia de invierno del Dalai Lama, está declarada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, es el símbolo más poderoso de la cultura budista. Su arquitectura se mezcla naturalmente con el paisaje que lo rodea, refleja a la perfección la belleza del arte tibetano. Un poco más lejos, por las calles de Barkhor, podrás evadirte en medio de los pelegrinos y admirar todo el colorido de los edificios tibetanos. Y ahora el lugar de adoración, nos dirigimos al monasterio de Samyé. La magia opera desde el mismo momento en que contemplamos las primeras piedras. Debido a que se encuentra al pie de las dunas de arena, está escondido en el campo, el famoso complejo monástico. En este lugar sombrío y rojizo, rodeado de monjes, escucharás si prestas atención, la melodía de las oraciones marcada por el sonido de campanas o trompetas tibetanas. Estas páginas de viajes al Tíbet sólo han confirmado el interés que ya tenías sobre el país. Seguro que ya te has imaginado en la próxima escalada en el campamento base del Everest. Será sin duda en ese recorrido en donde podrás disfrutar de los más bellos paisajes tibetanos, cuyo esplendor despierta todos los sentidos. Podrás escuchar el agua dormida de los lagos de montaña. Oirás el eco de tus pasos por las infinitas mesetas tibetanas. Contendrás tu respiración al contemplar los 5000 metros que te separan del suelo, y en el recodo de un camino, observarás la agilidad de un yak al beber. Y si prefieres más bien un senderismo más calmado, podrás también admirar el encantador paisaje del lago Yihun Lhatso. Allí, rodeado por un denso bosque por un lado y por el río en el otro, verás el agua turquesa de un lago sagrado del pueblo tibetano. En los brazos de las montañas Chola, el lago, alimentado por las aguas de derretidas de los hielos, sentirás estar en un lugar sin tiempo. Aún existen muchos otros territorios mágicos. ¿Te gustaría realizar un paseo a caballo o una buena caminata? Podrás hacerlo. Sólo depende de ti construir el viaje al Tíbet que más te convenga.