El sobrenombre de Tozeur ("puerta del desierto") es muy acertado. Aquí, uno se siente en las puertas del desierto. Las casas de ladrillo pálido con decoración geométrica refuerzan esta imagen. El barrio de Ouled-el-Hadef merece la pena una visita. Tozeur era antiguamente una escala para los comerciantes de aceite. Al caer la noche, la ciudad adquiere un aura de misterio.
Tozeur cuenta también con 2.000 hectáreas de palmeras. Tiene una extensión de 16 km, por lo que yo opté por recorrerla en calesa. Es un sitio magnífico. Cerca de 200 fuentes irrigan este oasis. El sitio es célebre por sus 400.000 palmeras datileras. En Túnez, éstos son árboles sagrados.
Para el deleite de los turistas, los guías suelen mostrar cómo subir a las palmeras datileras cuando es época de cosecha. Es impresionante verles escalar las palmeras con tanta agilidad. Se aprovecha todo, ya que el hueso de los dátiles sirve para dar de comer a los animales. Esta visita fue muy didáctica y amena.