A unos kilómetros de Tolar Grande, en el corazón de la provincia de Salta, en el noroeste argentino, la Laguna Santa María alberga unas aguas de gran belleza. Limitando con el salar de Arizaro y el volcán Incahuasi, la Laguna Grande es uno de esos tesoros de la naturaleza que hay que contemplar en silencio.
El lago está rodeado por costras de sal y sirve como abrevadero para los numerosos flamencos rosados y vicuñas que viven en los alrededores. En este decorado surrealista, digno de un pintor, las aguas azules de la Laguna Santa María contrastan con las rocas rojas y ocres típicas de los paisajes del noroeste argentino. Para poder observar la fauna silvestre y evitar los turistas, es mejor levantarse temprano. La Laguna Santa María es uno de esos lugares en los que uno se siente en total armonía con la naturaleza. Para ver una y otra vez...