El lago Akna produce un efecto oasis, sobre todo después de haber atravesado el territorio volcánico de Geghama. Este macizo árido, deforme y pelado parece una vasta estepa montañosa. Sin embargo, tiene una gran belleza ya que también es un lugar luminoso y etéreo. Esto se debe a muchas razones: su relieve, la altitud a la que se encuentra...
Las deformidades del terreno, excavadas en valles casi a punta de hacha, ofrecen imágenes espectaculares. Casi parece como si un ojo caído del cielo se hubiese posado sobre la montaña. El lago Akna tiene una pureza sorprendente: rodeado de un prado, verde o amarillo, según la estación, se extiende majestuosamente sobre un gran cráter doble, dando la impresión de formar unas gafas gigantes. Al igual que el lago Pavin en Auvernia y los lagos de las Azores, Akna se encuentra rodeado de cumbres típicamente volcánicas.
Estas cumbres de los montes Geghama se encuentran a medio camino entre la llanura de Ararat y el lago Seván. Desde aquí el panorama con el cielo despejado es impresionante: el Seván al este, el monte Araghats al noroeste y Ararat al suroeste. Y en un primer plano las otras cumbres de Geghama.