En moto y con la compañía de un guía nos aproximamos todo lo posible a los domes de Fabedougou. Al llegar se puede ver un montón de rocas gigantes. El resto del camino puede hacerse a pie, en medio de rocas estratificadas. Algunas rocas pueden llegar hasta los cincuenta metros de altura. ¡Me divertí mucho tratando de trepar una!
El guía nos condujo hasta un dome de Fabedougou que pudimos escalar fácilmente. La vista sobre las rocas color tierra y la frondosa vegetación resulta muy bonita. Aprovechamos para hacer un pic-nic y escuchar las distintas explicaciones acerca de estas rocas de arenisca, que han ido adquiriendo forma de domos con los siglos y la erosión. Los domes de Fabedougou se han convertido en un lugar muy turístico que tienes que visitar en medio de un viaje por Burkina Faso.
Los Dômes de Fabédougou han ido formándose durante varios siglos debido a la acción tanto del viento como del agua (antiguamente presente en el valle).
Un guía puede resultar muy útil si decides llegar hasta allí a pie saliendo desde las Cataratas de Karfiguela, atravesando de esta forma varios campos de caña de azúcar. Prevén aproximadamente media hora de marcha, lleva mucha agua, ya que el sol hace estragos en este sitio, especialmente en lo más alto de los dômes.
Una vez llegues al lugar, comprobarás que la escalada (es más bien un paseo) para alcanzar la cima resulta fácil y que la maravillosa vista sobre los alrededores justifica la visita. No olvides llevar calzado adecuado; mis zapatillas de suelas lisas me dieron algún que otro susto.
La entrada cuesta dinero, como en toda atracción turística de Burkina Faso, pero la preservación de este sitio es una buena razón que justifica el gasto de algunos francos CFA. ¡No dudes en detenerte a lo largo del camino para contemplar o fotografiar los especímenes de baobabs centenarios!