Salí de Guamote por la mañana y antes de regresar a Quito, decidí detenerme en la comunidad de Calpi, principalmente para descubrir las diferentes actividades propuestas por la asociación local de mujeres, que trata de desarrollar un turismo alternativo. El objetivo del proyecto es mejorar las condiciones de vida de los poblados, limitar el éxodo rural y conservar la cultura local.
Llegué al medio día y fui recibido por un sacerdote francés que supervisaba el proyecto. Normalmente los almuerzos se celebran en grupo, pero en aquella ocasión estaba yo solo (como fue una constante a lo largo de mi viaje a Ecuador, ¡definitivamente tengo un don para elegir los sitios menos turísticos!).
Durante tres días, aproveché para realizar diferentes actividades: visitar el Palacio de la Llama (un museo y restaurante, el único del país que sirve esta reputada carne, muy rica en proteínas), realizar pequeños paseos por el campo y los poblados (¡llevando una llama con una correa!), descubrir antiguas haciendas abandonadas… También subí a las colinas de los alrededores, a lo largo del canal de riego, y aproveché para comprar algunos productos locales: joyas, jabones, mermeladas, etc. ¡Ideal para aquellos que prefieren las rutas alternativas!