Descubrirás durante tu viaje por Eslovenialo hermosa y sorprendente que puede llegar a ser la naturaleza. Lo cierto es que el entorno natural de lacueva de Postoina supone un ejemplo llamativo de ello. Este lugar ofrece conjuntos variados y múltiples de estalactitas y estalagmitas.
Durante mi visita tuve, además, la ocasión de contemplar un "human fish", salamandra acuática que vive en la oscuridad. Ante este animal de aspecto prehistórico sentí con todavía más fuerza la impresión de volver atrás en el tiempo. Por desgracia, la época moderna me rebotó enseguida con la llegada de muchos turistas sin ánimo de respetar ninguna de las reglas de preservación de este lugar (¡el flash está prohibido aquí!)
Existe un billete único que permite acceder tanto a la cueva de Posotina como al castillo de Predjama (se vende en ambos sitios). Estos dos lugares se encuentran muy cerca el uno del otro; me parece impensable visitar uno y perderse el otro.
Con su entrelazado de galerías subterráneas, que forma una red de más de 20 km, la cueva de Postonia tiene un tamaño realmente excepcional. Durante tu visita, irás montado tranquilamente en un trenecito rojo y amarillo que te llevará por distintas salas en las que verás todo tipo de formaciones kársticas increíbles, así como impresionantes estalactitas y estalagmitas. Aunque la idea de instalar vías en la cueva se remonta al siglo XIX y podría considerarse como histórica, la verdad es que a mí me costó hacerme a la idea de ir en un «trenecito» por una cueva tan bonita.
Otro interés del lugar es la presencia de olmos o salamandras de cueva, unos anfibios extrañísimos con aspecto de serpiente de un color sorprendentemente parecido al de la piel humana, y un tamaño a veces impresionante de hasta 40 cm. Podrás ver algunos especímenes en un acuario a lo largo de la visita,
Perfecta para refrescarse en verano o para resguardare de la lluvia, la cueva de Postoina atrae a muchísimos turistas cada año.
En conjunto, me encantó visitar esta cueva, una maravilla de la naturaleza subterránea, pero me tiró un poco para atrás que la visita no fuese nada flexible y estuviese organizada al milímetro, sin dejar espacio para recorrerla por cuenta propia.
Esta comienza en un trenecito. Los vagones se suceden para llevar a los visitantes a las entrañas de la tierra. Después, los turistas se reparten en grupos según el idioma que hablan y realizan una ruta a pie para descubrir las majestuosas estalactitas y estalagmitas de las grutas, en una red de más de 20 kilómetros en total. Me impresionó la última sala, inmensa, donde a veces se celebran conciertos por su acústica.
Te aconsejo que te lleves un calzado mínimamente adherente, porque los caminos a veces resbalan, y también que te lleves un jersey, porque dentro hace fresco.