Ribnica es una etapa tranquila y bucólica en pleno corazón de la Baja Carniola; un lugar donde quedarse con mucho encanto. Llena de árboles, apacible, atravesada por un río tranquilo, te invita a descansar por sus orillas y por las callejuelas de su casco antiguo.
En especial me gustaron las vistas de su antiguo puente, bordado por sauces llorones, con el sonido de las campanas de su iglesia de San Esteban. Ribnica está repleta de tesoros: su castillo fortificado es sorprendente, y la arquitectura barroca del casco antiguo está perfectamente conservada.
Nos hace sentir un poco de nostalgia y nos sumerge en el pasado austro-húngaro. Por otra parte, Ribnica mantiene con orgullo sus tradiciones; en sus diversas festividades religiosas, tradicionales o los mercados anuales, sus habitantes sacan los caballos y circulan en trajes tradicionales por las calles. En las cercanías, los Alpes Dináricos ofrecen un hermoso entorno natural para caminar o esquiar en las puertas de la ciudad.