En dirección a la Laponia finlandesa, Kajaani es una parada agradable, ciudad tranquila y familiar, a veces agitada como durante mi estancia. Efectivamente, todos los años, a principios de julio, se organiza un festival dedicado al arte de la declamación. Aunque no entiendo esta lengua ugrofinesa, me gustó escuchar su sonoridad tan particular. Hay espectáculos para todos los públicos, poesías recitadas al aire libre, teatro, animaciones para niños.
Kajaani se visita fácilmente a pie, aproveché para descubrir la iglesia neogótica de madera, tradicional, así como las ruinas de un castillo elegido en medio del río para protegerse de los cercanos vecinos rusos. A los habitantes de Kajaani les gusta decir que su castillo es la fortaleza más nórdica del mundo. Tras este descubrimiento de orden histórico, es necesaria una pausa café en la casa del famoso poeta finlandés Eino Leino.
Ciudad poética donde la naturaleza está omnipresente: las orillas del río están acondicionadas y quizás tengas al suerte, como yo, de cruzarte con habitantes que te ofrecerán arándanos recién recolectados en un bosque cercano.