Tenía mis expectativas un poco elevadas cuando un viajero me la recomendó durante mi recorrido por la India, y no me decepcionó. Los habitantes son relajados y curiosos. En esta isla te sientes como en casa. El colorido paisaje urbano es una combinación de estilo indio con influencias coloniales portuguesas.
Acércate al fuerte de Diu. Es un paseo muy agradable para tomar un poco de aire marino mientras se disfruta del imponente edificio y sus cañones. Sin embargo, las playas dejan mucho que desear. Están llenas de basura. Por otra parte, el mar es turbio debido a su situación geográfica.
Me gustó especialmente el paseo en moto alrededor de la isla. Un poco de autonomía y libertad de movimientos siempre viene bien. Además hay un gran número de rinconcitos agradables para comer pescado y tomarse una cerveza, algo no muy habitual en esta región.