Lo bueno del mar Rojo es que no hace falta ser un experto en submarinismo para acceder a unos fondos marinos impresionantes. Solo con una máscara de buceo y un esnórquel podrás ver un montón de peces de todos los colores, formas y tamaños, a pocos metros de la orilla.
El lado de Jordania del mar Rojo tiene playas acondicionadas y gratuitas a lo largo de una carretera que va desde Áqaba hasta la frontera con Arabia Saudí. Tu única preocupación será escoger la playa que más te guste e instalarte allí.
Para multiplicar tus oportunidades de ver peces y otras especies (yo una vez me encontré con un pulpo mimo), hay que acercarse a los corales vivos, pero sin tocarlos, ya que son muy frágiles y, además, cortan muchísimo. Pasar unos días en las orillas del mar Rojo es imprescindible durante un viaje por Jordania, al mismo nivel que el emplazamiento de Petra o el desierto del Wadi Rum.