El Reino hachemita es fascinante por su diversidad de paisajes, la riqueza de sus sitios históricos y su cultura oriental diferente a todo lo demás. Cuando viajes a Jordania lo descubrirás por ti mismo. Este pequeño país poblado desde los tiempos bíblicos cuenta con una multitud de restos arquitectónicos, en especial de la época grecorromana (las famosas decápolis comerciales que prosperaban en la región), además de la época bizantina (las iglesias son increíbles) y las dinastías omeyas (sobre todo los castillos del desierto al este del país).
Amman, la capital, es una ciudad en expansión que ha ido aumentando en las últimas décadas con la llegada de decenas de miles de refugiados palestinos. En la actualidad, cuenta con un casco antiguo oriental animado, con su colorido mercado lleno de especias y aceites orientales. La ciudad alta es moderna y agradable, con sus bares y restaurantes frecuentados por la juventud dorada.
Pero los turistas no se quedan aquí demasiado tiempo, se dirigen rápidamente hacia Jerash, una de las grandes decápolis grecorromanas de las mejor conservadas y más impresionantes. A continuación, bajando hacia el sur y siguiendo la ruta de los Reyes, el viajero irá descubriendo las increíbles mezquitas de la Madaba.
Después continúa hacia un punto imprescindible, Petra, ciudad tallada en las rocas del desierto, olvidada durante numerosos siglos antes de ser redescubierta intacta en 1812. Las tumbas de los reyes nabateos se suceden una tras otra, todas ellas a cuál más impresionante, con el famoso templo del Tesoro Khazneh, y el Monasterio Deir, encaramado en lo alto de la montaña.
Las magníficas montañas del desierto de Wadi Rum vecino se recorren a camello, en 4x4 o a caballo. Un viaje inolvidable por el corazón del desierto en compañía de los beduinos que nos harán descubrir su forma de vida.
En el sur, Aqaba a orillas del mar Rojo, es apreciada por sus excepcionales maravillas submarinas. Subiendo a lo largo del mar Muerto, no olvides darte un baño flotando en una de las playas acondicionadas. Por último, dirigiéndote hacia el este, la visita de los castillos construidos por la dinastía omeya es toda una impresionante epopeya en medio de un desierto desolado.