En mi opinión la cueva de Pak Ou no es una visita indispensable durante un viaje a Laos, sino más bien un lugar muy importante para los lugareños. La visité sola, y creo que quizás sería interesante contar con un guía local para comprender la importancia del lugar.
Sin embargo, es un lugar agradable para dar un paseo y hacer algunas fotos de las bellas vistas desde lo alto de la montaña.
Hay que combinar la visita a Pak Ou con un día en el Mekong, pero no hay que esperar una cueva como las que hay en España: sólo se trata de una cavidad en lo alto de una montaña.
Las grutas de Pakou son un lugar único en Laos. La primera gruta se sitúa sobre el Mekong. Son impresionantes los miles de budas que dejan los fieles.
La segunda gruta es más profunda. Los que no tengan linterna podrán alquilar una. Te sientes como un explorador que analiza los muros para encontrar dibujos de buda hechos con láminas de oro.
Delante de las grutas de Pakou está el conservatorio de elefantes. Un paseo a lomos de un elefante constituye un recuerdo inolvidable; al igual que ver a los elefantes bañarse en el Mekong. Te desaconsejo que montes a pelo, porque te arriesgas a caerte y podrías acabar estropeando el resto del viaje. Pero no puedes dejar pasar esta oportunidad sin acercarte a estos animales majestuosos durante tu viaje por Laos.
Ninguna excusa es válida para saltarse la excursión desde Luang Prabang. Viví en las grutas de Pak Ou uno de los más hermosos recuerdos de mi viaje por Laos. Te llevo, sígueme.
Pak Ou es un lugar magnífico en un abrupto acantilado sobre las orillas del Mekong. Primero, hace falta cruzar el río a bordo de una piragua para penetrar en las grutas. En el pasado estuvieron habitadas por ermitaños. En la actualidad es un lugar de peregrinaje donde, cada nuevo año, los fieles vienen a depositar una estatua de Buda. Hoy podemos contar más de 6.000.
Desde lo alto la vista sobre el Mekong es magnífica. "¡Silencio! ¡Escucha! ¿Oyes? Los cantos, incluso las oraciones. ¡Vamos a ver!". Son los monjes en plena oración. La vista, el lugar, los monjes, los cánticos... la atmósfera se vuelve fantástica. Es absolutamente mágico. Instantes que no se pueden perder.