Esta ciudad de Minho cuenta con un interesante patrimonio arquitectural que podrás descubrir a lo largo de tu viaje a través de Portugal: vestigios de la Prehistoria y de la Antigüedad romana expuestos en el interior del precioso museo arqueológico, un magnífico puente del siglo XVI que cruza el río Cávado, la bonita iglesia de Bom Jesus da Cruz (planta octogonal, del siglo XVIII)...
Lo que mejor recuerdo de mi paso por Barcelos es que esta ciudad se fue desarrollando a partir del siglo XII, cuando obtuvo el estatus de municipio; más tarde se convirtió en una ciudad de feria que atraía a comerciantes de toda la región. La actividad comercial, ligada a la artesanía local, explica su influencia pasada y presente: el mercado del jueves es absolutamente inmenso; en él pueden hallarse productos y especialidades gastronómicas regionales (aquí podrás comer pan y salchichas), así como cestas, Gallos de Barcelos y otros objetos de cerámica de muchos colores, típicos de la artesanía portuguesa. Por último, tuve ocasión de visitar el museo de cerámica, que presenta distintos estilos artesanales; luego dejé la ciudad para hallar un poco de calma, ¡alejado de los turistas!