Mi descubrimiento de la punta suroeste de Sao Miguel me encantó. Libre de edificios modernos, es muy rural, con un lado del majestuoso volcán cubierto de setos de hortensias que delimita los campos con vacas pastando, y del otro, vacas pastando y unas tierras bajas subtropicales, donde los pueblos se extienden hasta que se ven interrumpids por los acantilados de basalto hacia el mar.
El pueblo de Candelaria sí es típico de las Azores, lleno de casas a cuál más blanca. Tiene una hermosa iglesia pequeña (Nuestra Señora) también blanca, pero con prominentes pilares de piedra negra.
Del lado del mar, las tierras de cultivo se interrumpen para dar paso a los acantilados. En algunos lugares, la pendiente se reduce, dejando sitio en la zona para varias piscinas naturales que el océano llena de vez en cuando con las mareas. Es un placer nadar en el agua de estos agujeros naturales.