El brazo principal del río, así como un brazo secundario llamado Doué, forman a lo largo de 80 kilómetros una larga y estrecha isla que no se puede visitar en realidad: la carretera nacional 2 bordea la isla por el sur y solo algunos estrechos caminos permiten recorrerla. Lo cual no resulta del todo útil, ya que vienen marcadas diversas etapas que pueden hacerse yendo desde el río, por cabotaje.
De esta forma atraqué en Podor, un antiguo emporio colonial que alberga una magnífica arquitectura, la cual se puede contemplar en todo su esplendor por la noche, cuando la luz hace destellos sobre el agua. Al penetrar en las tierras pantanosas de la isla pude atravesar bonitos pueblos, entre los que destacan Donaye y Ngawlé. Para ello es importante ir acompañado de una persona que conozca bien la región o bien planificar un itinerario preciso. Fue discutiendo con los pueblerinos cuando pude aprender el origen del nombre de la isla... ¡pero te dejo que lo descubras por ti mismo!