Las aguas termales son ciertamente más agradables en el invierno islandés que bajo la canícula del Territorio del Norte australiano, sin embargo, el sitio de Mataranka es una actividad muy agradable y bastante inesperada en una región donde uno está más habituado a la inmensidad del desierto que ¡a una fuente de agua turquesa! Recomendaré, pues, calurosamente este lugar durante una estancia en la región.
Me sorprendió bastante la vegetación exuberante con palmeras gigantescas y lianas que refuerzan la impresión de encontrarse de repente sumergido en plena jungla. Se dice también que habría cocodrilos de agua dulce en las fuentes, pero que serían inofensivos... ¡Quizás es una técnica a fin de asustar a los turistas y conservar este refugio paradisíaco para los locales!