Fui a ver las cataratas del Niágara por el lado canadiense con los estudiantes extranjeros de mi universidad de Ottawa. Fueron seis largas horas de autobús, pero para ver el espectáculo de estas impresionantes cascadas, famosas en el mundo entero, vale la pena desplazarse.
Las cataratas son realmente grandiosas por este lado, y, si quieres apreciar su potencia, te aconsejo que hagas el recorrido en el barco Maid of the Mist, que te acercara al máximo a las cataratas. Estarás «protegido» por un poncho impermeable de plástico de color amarillo y azul. No tengas miedo de hacer ridículo, porque todo el mundo va igual. Ten cuidado con la cámara de fotos, porque puede mojarse durante la visita cuando salpica el agua.
Nosotros nos quedamos un fin de semana, pero con un día habría bastado. La ciudad en sí me decepcionó. Es una mini Las Vegas. Se construyó toda de golpe, solo por la atracción turística de las cataratas y, al final, estropea la belleza del sitio.
Cualquier circuito por el este de Canadá debe pasar por las cataratas del Niágara, y preferiblemente por el lado Canadiense, que en mi opinión es el más bonito.
Pasa del pueblo súper comercial que rodea el lugar. Allí solo hay atracciones para sacarle el dinero a los turistas, bocadillos y, quizá, helados. Yo prefiero ir directamente a ver esta obra maestra de la naturaleza. Me sorprendió el fuerte sonido del agua y las gotas que había pulverizadas en el ambiente en cuanto había un poco de aire. La difracción de los rayos de sol en estas gotitas te hará ver arcoiris por todas partes.
Compra tu entrada y tápate antes de ir a enfrentarte a la potencia de la corriente al ras del agua. Como yo hice la visita en una caluroso mes de agosto, elegí una ropa ligera que se secaba rápidamente, mientras que los demás seguían empapados. Como comprenderás, es mejor ir en un día soleado para aprovechar al máximo el lugar.