Sus campos de arroz son de los más bonitos que hay en todo el mundo: un auténtico paraíso para los viajeros sedientos de naturaleza, de inmersiones culturales y excursiones inolvidables.
La zona que se conoce como Longji la forman varios pueblos donde conviven distintas etnias minoritarias, sobre todo zhuangs y yaos. Los arrozales más famosos son los de Ping'an, más antiguos, pero también más turísticos y los de Jinkeng (Dazhai), igualmente impresionantes y un poco menos frecuentados. Hay que pagar entrada para poder internarse (máximo, tres entradas), pero es un espectáculo que merece mucho la pena. Los arrozales se transforman a lo largo de las estaciones del año. Van jugando con la luz para dar lugar a un decorado distinto cada vez.
Aprovecha la excursión a Longji para hacer excursiones, por tu cuenta o en compañía de un guía local. Es una oportunidad perfecta para surcar los campos de arroz, explorar de cerca los pueblos de montaña y conocer a sus habitantes.