Visité Lovran y me pareció que tenía un encanto innegable. Es una pequeña ciudad situada en magnífica costa del Adriático, con una actividad pesquera aún en activo y una preciosa placita central con muchos restaurantes que se llenan al caer la noche y donde se sirve un pescado fresco delicioso.
Sin embargo, aunque Lovran es un destino con mucho encanto, creo que se sigue notando su pasado de estación balnearia para los aristócratas austrohúngaros. En la costa se suceden hoteles rococós, de estilo secesionista y neogóticos, instalaciones de spas y otros palacios-hoteles, no siempre con mejor gusto. Además, Lovran sigue siendo un destino bastante exclusivo para gente mayor, lo que quizá no te atraiga mucho si eres joven, o si simplemente te preocupa tu presupuesto.