Pasear por Al-Qasr es una experiencia que recomiendo por sus acantilados de piedra caliza de color rosa, sus ramblas poco profundas que atraviesan la meseta y su exuberante vegetación, a pocos metros de las dunas. Desde las alturas de Al-Qasr, el panorama del oasis de Ad-Dakhla es impresionante.
Dedica algo de tiempo para pasear por el casco antiguo de Al-Qasr: me gustó la arquitectura de sus calles cubiertas, que permite proteger a los pocos habitantes (alrededor de un centenar de personas) de las tormentas de arena y mantener cierto frescor durante el verano. Verás por todas partes los bellísimos dinteles de madera de acacia, que marcan la entrada de las casas antiguas de Al-Qasr. Fíjate bien en sus inscripciones: mencionan los nombres del carpintero y del propietario, además de la fecha de construcción del edificio y versículos del Corán destinados a bendecir la casa y a sus residentes.
Recomiendo visitar también los monumentos religiosos de Al-Qasr, incluyendo el mausoleo del jeque Nasir al-Din, por su espléndido dintel, y la mezquita de Nasir al-Din, por su minarete de ladrillo de adobe del siglo XII, de 21 metros de altura.