Me encantó perderme por las calles de Salt, sobre todo por su zoco. Rica en colores y en aromas de especias, es una ciudad cálida y llena de vida. Pasear por el centro es muy agradable. Allí podrás ver bonitas casas otomanas del siglo XIX de colores preciosos, con sus ventanas típicas. La más conocida, la casa Abu Jaber, está en la plaza principal de la ciudad y pertenecía a un rico comerciante otomano.
La ciudad existía ya en la época romana con el nombre de Saltus y vivió su época dorada en la Edad Media, periodo del que se conservan las ruinas de una fortaleza ayubí de principios del siglo XIII. El museo arqueológico me interesó mucho, ya que está en un bonito edificio y tiene una sección dedicada a los rituales y tradiciones de los beduinos del desierto.