Los tsingy cubren más de 15.000 hectáreas y son inmensas catedrales de roca caliza formadas por 200 millones de años de erosión (de fósiles y conchas depositadas por el mar) y después moldeadas por el agua de lluvia. Los primeros habitantes de Madagascar, los Vazimbas, utilizaban estas formaciones como refugio. Actualmente, es un lugar de culto y de celebración de ceremonias. ¡Es imperdonable viajar Madagascar y no visitar este emblema de la isla!
Este lugar está aislado del mundo y tiene un difícil acceso; además necesitas un guía local para visitarlo. Sin embargo, el bosque de piedra con el que te encontrarás, bien merece el esfuerzo. Las fallas, picos y grietas formados por los tsingy se alternan con el bosque primario. Incluso puedes hacer rápel en algunos tsingy. ¡Un paisaje extraordinario!
Al otro lado de la ciudad, el río Manambolo excava gargantas en las que podemos encontrar las cavernas utilizadas por el pueblo Vazimba como sepulturas. Y para los más deportistas, también es posible practicar rafting.