Barrio histórico, Belém está marcado por la presencia de numerosos monumentos impresionantes, como la torre del mismo nombre, construida para realizar el papel de faro, su monasterio y el antiguo palacio real, hoy en día residencia de los presidentes portugueses. Su plano urbano es mucho más vasto y despejado que el resto de la ciudad en la que hay que deslizarse por estrechas callejueglas, lo que aporta al lugar un entorno bastante burgués. También es de aquí de donde salió Vasco de Gama para su ruta por las Indias.
Personalmente, quizás me sentí un poco menos atraída por este barrio lisboeta, lo encontré un poco frío y por supuesto menos caluroso que sus alter-egos como Alfama, Baixa o Bairro Alto. Naturalemente, Belém sigue siendo un imprescindible de una estancia en Lisboa, incluso si lo recomendaría después los otros barrios de la ciudad citados anteriormente.
Si pasas por Lisboa, no te puedes perder la oportunidad de pasar un día en Belém, barrio que se encuentra a pocos minutos de la capital en autobús.
La Torre de Belém es sin duda el monumento más conocido aquí. Lo cierto es que uno se la espera más grande e imponente, pero su encanto y belleza son indudables. Lo más difícil es encontrar la estatua con forma de cabeza de rinoceronte en la fachada exterior.
El Monasterio de los Jerónimos se encuentra también muy cerca. Un lugar que no te puedes perder visitar. Sus secretos, sus esculturas, su jardín... Aquí podrás pasarte horas admirando los elementos decorativos cuidadosamente detallados que recubren las fachadas del edificio: como encajes tallados sobre piedra. Además, podrás visitar los dos monumentos principales por medio de un tique doble que cuesta 8 euros.
Por último, hay dispuesta una pequeña tienda no lejos de la Torre de Belém, para los más pacientes y afortunados. Esta tienda está especializada en la elaboración de los famosos pasteles de Belém. Se cuenta que son los mejores del país. Debido sin duda a ello, verás una larga cola de golosos y personas interesadas sobre la acera. ¡Tan larga era la cola que no pude degustar los pasteles!
A orillas del Tajo se alza Belém, uno de los barrios más hermosos de Lisboa. La vista es preciosa, y muchos lisboetas frecuentan el lugar.
Varios monumentos de Belém se han inscrito en la lista del Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO. Este es el caso del magnífico Monasterio de los Jerónimos y de la Torre de Belém, símbolo del turismo en Portugal. Al otro lado de la explanada descubrirás el Monumento a los Descubridores, que parece moverse hacia el Tajo y que rinde homenaje a los exploradores portugueses. En mitad de tu visita por los interesantes museos del barrio te recomiendo que hagas una pausa para probar los estupendos pastéis de nata, deliciosos flanes de hojaldre.
En definitiva: te aconsejo entrar en una de las pastelerías del barrio y colocarte entre la Torre de Belém y el Monumento a los Descubridores. Entre estas dos maravillas, frente al Tajo con un pastel en la boca, olvidé lo que es estar a dieta, obnubilado por la belleza y serenidad de este lugar.