Este pequeño monasterio situado entre montañas y paisajes verdes es uno de los secretos mejor guardados (y conservados) de la región de Bucovina. Me sorprendió ver aquellas pinturas tan bien conservadas y tan antiguas (del siglo XVI)
Para los más curiosos, si prestáis atención, las pinturas de las fachadas se dividen en varias temáticas. Podrás ver tributos a la Virgen María, un retrato de San Nicolás e incluso una representación de la parábola del Hijo Pródigo (quizá una de las más conocidas del Antiguo Testamento).
Sin embargo, lo que más me gustó es que el porche estaba dedicado al Juicio Final, lo que me recordó (solo por la temática) a una de mis obras religiosas preferidas: el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela.