Como no soy una gran aficionada ni una fanática de los animales, tuve mis dudas ante la idea de pasar un día entero en la reserva del Doudj. Aún así fui con unos amigos una bonita mañana de noviembre después de visitar la ciudad de Saint Louis. En a apenas una hora de viaje ya estábamos en la entrada del parque. La reserva se encuentra a tan solo 60 km de la ciudad. La visita, que dura unas horas, se realiza en piragua desde la marisma, en medio de los bolones de mangle del río Senegal.
Tengo que reconocer que, incluso para mí, explorar las aguas que cubren esta naturaleza salvaje fue un momento mágico. También lo fue el poder descubrir algunas de las 350 especies que habitan en el parque (gracias a los magníficos guías de la reserva). Me quedé atónita ante el vuelo de cientos de flamencos rosas y de pelícanos u observando las incursiones de caza de los cormoranes.
El parque cierra durante la temporada de lluvias (entre mayo y octubre). ¡Además, la mayoría de aves migratorias llegan a la reserva en invierno, donde buscan cobijarse del frío de Europa!