No es raro ver "araras" (un tipo de loro) en pleno centro de la ciudad, o mangos maduros aún en las ramas sin recogerlos. Además aquí, los brasileños alardean de que no es necesario comprar ni plátanos, ni aguacates o mangos... ni otras frutas exóticas porque se pueden coger directamente de la rama. La fruta favorita local es el el acaí. Son los frutos de una especie de palmera que los brasileños transforman en zumo. De color bastante extraño, como púrpura oscuro y de un gusto que te agrada o detestas.
En cuanto a arquitectura, en Cuaiabá son evidentes los vestigios coloniales. La ciudad está invadida de pequeños huertos donde se cultiva soja, y gracias a los grandes parque se puede tomar una bocanada de aire fresco en medio de la jungla de cristal... casi que, cerrando los ojos, os olvidáis de que estáis en mitad de la ciudad.