Tokay es una pequeña ciudad llena de encanto, situada en una región igualmente encantadora formada por cerros y montañitas. Fui en dos ocasiones, y ambas veces me quedé encantado por su ambiente y, sobre todo, por sus vinos. Porque, que no te engañen, los vinos de Tokay se encuentran entre los mejores vinos de Europa, y la región fue, con razón, clasificada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Además del vino, Tokay me sirvió como campamento base para explorar la región de sus alrededores haciendo unas rutas estupendas por el campo, los viñedos o los bosques cercanos, aún bastante salvajes. En mi opinión, es una visita obligada durante cualquier viaje por Hungría, además de una puerta de entrada a la vecina Eslovaquia, que, al otro lado de la frontera, produce unos vinos parecidos.
Durante mi recorrido por Hungría, tuve la oportunidad de visitar la región de Tokaj con 4 amigos. Esta región es conocida por sus viñedos de licor (tokaji aszù) que no hay que confundir con el tokay de Alsacia, o cualquier otro licor de España. La ciudad cuenta con bodegas por todas partes, así que es bastante fácil probar los distintos productos de la zona.
Con mis amigos tuvimos la suerte de probar el eszencia, que está considerado como el néctar, de una calidad superior al aszú. Al carecer de los medios para hacernos con una botella (el precio está alrededor de 400€), pudimos tomar una copa. Después de haberlo probado, se entiende mejor por qué estos vinos son apodados como los "vinos de los reyes". Por supuesto, te tienen que gustar los vinos dulces.