Como todos los demás lugares del norte de Europa, la ciudad desprende tranquilidad. Fuimos paseando por ella a nuestro aire. Podrás visitarla a pie (salvo quizá algunos lugares apartados del centro) y saldrás de ella descansado, lo cual no suele suceder en las capitales. Me gustaron la ciudadela, la ópera e incluso el Parque Frogner, que, admitámoslo, es muy especial.
Sin embargo, el día a día en Oslo es muy caro. No aprecias igual una ciudad cuando puedes tomarte una copa y picar algo en algún lugar curioso que cuando vas con el dinero contado. De todas formas, Oslo sigue siendo la capital y, si quieres impregnarte de la historia de un país, tendrás que pasar al menos un día recorriendo su ciudad principal, así que es de visita obligada durante un viaje por Noruega.
En un primer momento, no apetece quedarse mucho tiempo en el centro de Oslo. Sin embargo, es agradable. Creo que comenzar por el palacio es un buen principio qu permite comprender el lugar de la monarquía en Noruega. Después, basta con ir directamente a la Karl Johans Gate para hacer un poco de shopping. En el centro creo que no debes perderte el museo National Gallery al menos para ver El grito de Munch pero también para descubrir el arte noruego.
El parque de Vigeland me pareció un lugar insólito. Es agradable relajarse en medio de las desmesuradas esculturas en un buen ambiente.
Seguí mi paseo por los muelles del puerto, son magníficos. Permiten llegar en barco, lo que es muy agradable, al museo de los barcos vikingos que me pareció impresionante. Los tres barcos vikingos expuestos están enteros y perfectamente conservados.
Tuve la oportunidad de visitar Oslo en verano. Disfrute sobre todo del sol de paso para deambular a orillas del agua y descubrir la ineludible ópera de la ciudad que data de 2008. Esta última es original y muy moderna a la vez, te sugiero subir tranquilamente a su tejado para tener una vista panorámica de los alrededores.
La fortaleza de Ahershus es otro lugar que también me gustó mucho en Oslo. Situada un poco en alto, ofrece un agradable panorama de la bahía de Pipervika. Me quede varios minutos para hacer una pausa y observa, a lo lejos, el trampolín olímpico (1952) de Oslo.
Finalmente, quiero hablar del nuevo barrio de Vulkan. Te aconsejo enormemente dar una vuelta para descubrir el lado ecológico de la ciudad, además de innovadoras ideas en términos de desarrollo sostenible. ¿El punto fuerte? También es un lugar de encuentro muy apreciado por los lugareños.