La ciudad de Taupo se extiende por las orillas del lago con el mismo nombre, ubicada en el mismo corazón de un cráter. La región, muy montañosa, ofrece hermosas caminatas, en especial en los alrededores de la cascada "Huka falls".
Durante mi escala en Taupo, aproveché una bonita tarde para participar en una excursión en velero, el "fearless". El capitán del barco solamente recibía grupos pequeños, y ese día tuvimos la suerte de tener el barco para dos. Tras haber navegado casi una hora y media por el lago, pude contemplar las magníficas esculturas maoríes talladas en las rocas. Ese trabajo minucioso es realmente impresionante, y bien vale el paseo. Además, si el cielo está despejado, podrás ver el Monte Ruapehu, en el Parque Nacional de Tongariro.
Recomiendo a los aficionados a la pesca, que obtengan un permiso y se busquen un rincón tranquilo para intentar capturar alguna trucha arco iris. Parecía que fuese uno de esos buenos lugares de Nueva Zelanda. En cuanto a los más aventureros, por qué no aprovechar una mañana soleada para saltar en paracaídas por el lago y disfrutar de unas vistas aéreas inolvidables.
Pasé varias semanas durante el invierno neozelandés y guardo un buen recuerdo de mi estancia en Taupo. Todos los días, para calentarme, me iba a bañar a Spa Park, una cascada de agua caliente que desemboca en el lago Taupo. Estas fuentes de aguas calientes son gratuitas y no están tan abarrotadas de turistas como las de How water Beach en Coromandel.
Entre Taupo y Rotorua puedes ir también a otras fuentes de agua en Kerosene Creek, un río con una pequeña casacada en el corazón del bosque. Si bien el nombre no invita demasiado a bañarse, el entorno es muy agradable, y casi no hay nadie, aunque el agua es más fría que en Taupo y se siente más el olor a azufre. Olor a huevo podrido asegurado.
Me quedé fascinado con las Maori Rock Carvings, impresionantes esculturas talladas en la piedra por debajo del lago Taupo y solamente accesibles en barco o canoa. Fui en un velero, y me encantó cruzar el lago Taupo con unas fantásticas vistas de las montañas nevadas. Como recompensa, un capitán muy atento, mantas polares y grandes cojines, todo está diseñado para disfrutar al máximo de la magia del lugar.