Estadocenadepueblosquecomponen el Anillo de oro al norte de Moscú son todos pueblos históricos que han tenido una gran importancia en la historia de la "madre" Rusia.
Es posible visitar todos los pueblos, pero para tu comodidad es preferible recorrerlos todos en coche uno tras otro. A veces es penoso coger el transporte público durante un un viaje a Rusia.
Sin embargo, como todas esas magníficas iglesias y monasterios se acaban pareciendo, te consejo más bien visitar 2 o 3, para no sufrir una sobredosis de iglesias con cúpulas de colores. Es posible llegar hasta Sérguiev Posad desde Moscú en "élektrichka" (equivalente local de nuestro cercanías madrileño).
Durante mi estancia en Rusia , particularmente en el anillo de oro, me encantó el ambiente de las antiguas ciudades principescas, que parecen inventadas para ser el telón de fondo de un viejo cuento eslavo.
Sin duda que mi favorita fue Rostov, aunque todas las ciudades tienen su encanto particular y belleza propia. Rostov es una pequeña ciudad alejada del gentío moscovita. De calles bordeadas de coloridas "isbas" (típicas casas rurales), el congelado lago Nero se pierde en el horizonte y es la barrera natural dominada por su fortaleza, el Kremlin. Un sorprendente kremlin, paredes rosadas, una iglesia donde los frescos se caen a pedazos, pero donde sentí una fortísima emoción, más que en las atestadas iglesias de Moscú. Y después un exquisito restaurante georgiano y sin pretensiones, con un buen vino y khachapuri, una especialidad de Georgia... todo divino.
No os perdáis tampoco Súzdal, la joya del anillo de oro, con su iglesia decorada con bombillas que se asemejan a un cielo estrellado, y sus maravillosas isbas, a cada cual más bella.
Por último, una visita al anillo de oro no estaría completa sin un buena "banya" tal y como debe ser. Esta experiencia de la sauna rusa me dejó un recuerdo imborrable: el calor, los 80º de temperatura que subía por momentos al beber té caliente, antes de darse un chapuzón en un agujero cavado en el mismísimo hielo. ¡Inolvidable!