Mandalay nos permite descubrir un aspecto nuevo de Birmania durante nuestro viaje. Es la ciudad más grande y más desarrollada. Gran parte de la población es china y la ciudad es un hervidero de gente.
Después de un día en la ciudad, caminando por las calles y visitando algunos templos, tomé un taxi. Si nos alejamos un poco del centro de la ciudad podemos descubrir sitios interesantes. Un monasterio situado en lo alto de una colina ofrece una vista impagable sobre la ciudad.
Más lejos, pude caminar sobre el puente de teca más largo del mundo. Pero sobre todo, la isla de Inwa me dejó huella en el recuerdo! Es un auténtico viaje en el tiempo: podrás recorrer la isla en calesa y descubrir sitios arqueológicos fascinantes.
Mandalay fue la última ciudad real del país. Hoy en día, sigue siendo la segunda mayor urbe de Birmania y aconsejo totalmente su visita durante tu circuito por Birmania.
Es el centro cutltural y religioso del budismo en Birmania. De hecho, cuenta con más de 700 monasterios y pagodas. Allí, viven también más de la mitad de los monjes budistas del país, a quienes se les reconoce fácilmente por su cabeza rapada y sus túnicas de color naranja. Todas las mañanas, desfilan por la ciudad alrededor de las 10h. Más de 1.000 monjes acuden a recoger su plato de arroz y verduras, que es ¡su única comida del día! ¡Un espectáculo imprescindible!
La pagoda Mahamuni, que fue reconstruida tras un incendio en el siglo XIX, es la más venerada, pero recuerdo que el precio de la entrada era bastante caro.
Mandalay fue la segunda etapa de mi viaje después de Rangún y debo admitir que la ciudad en sí no me gustó demasiado. Tiene algunas avenidas grandes, sin ningún encanto especial. Sin embargo, es de visita obligada si quieres visitar los emplazamientos históricos imprescindibles del país. En primer lugar está el magnífico monasterio de Shwenandaw, de teca tallada. También me gustó pasearme por los mercados locales, donde pude ver un montón de puestos de fruta y verdura, productos locales y unas bonitas cestas llenas de hojas de betel.
Lo que más me gustó fue visitar los muchos emplazamientos históricos de los alrededores, como la colina de Sagaing, Ava y Amarapura. En Amarapura seguramente podrás ver comer a los monjes, aunque es una pena que haya tantos turistas viendo un ritual así.
Creo que para visitar todos los sitios de Mandalay y sus alrededores, basta con pasar unas tres noches allí.